lunes, 17 de agosto de 2015

La Actividad Física y los Procesos Cognitivos





Desde hace más de un siglo se presumía que la actividad física podría tener relación con una mejoría de los procesos cognitivos que tienen su origen en el cerebro, pero  gracias a una serie de estudios desarrollados a principios del siglo XXI por la Universidad de Illinois, en los Estados Unidos, (Sibley, B, y Etnier, J. (2002). The relationship between physical activity and cognition in children: A meta-analysis. Pediatric Exercise Science ), .esta suposición terminó siendo una comprobación empírica que arrojó como resultado que, efectivamente, como teóricamente se estimaba,  a mayor actividad aeróbica, menor degeneración neuronal.
Hay que aclarar que aunque no fue la primera investigación que se hacía en ese sentido, los resultados arrojaron información importante que presentaba claramente a la actividad física como una amiga de los procesos cerebrales. Trabajos anteriores, realizados con animales, demostraron que el ejercicio aeróbico podía estimular algunos componentes celulares y moleculares del cerebro (Neeper, Pinilla, Choi y Cotman, 1996).
Así mismo, otros estudios ejecutados en seres humanos también habían demostrado que algunos procesos y habilidades cognitivas cerebrales en las personas mayores, eran mejores en las personas que practicaban una actividad física que en aquellas que no lo hacían.
Por ejemplo en 1999 los mismos científicos que realizaron el estudio de la Universidad de Illinois observaron que un grupo de voluntarios -que durante 60 años llevaron una vida muy sedentaria-, tras una caminata rápida y sostenida de 45 minutos durante tres veces a la semana, lograron mejorar sus habilidades mentales, las cuales suelen declinar con la edad.
Pero los beneficios cognitivos no se limitan solamente a los datos hallados en las investigaciones realizadas con personas de edad avanzada. Existe evidencia de que los procesos cognitivos en niños que practican una actividad física de manera sistemática, son mejores que los procesos de niños que son sedentarios (Stone, G. (1965). The play of little children. Quest, 8, 23-31).
Sibley y Etnier (2002) hacen un análisis de la relación que existe entre procesos cognitivos y actividad física.
En este texto, los autores plantean ampliamente los beneficios que tiene para el desarrollo cognitivo de los niños, el hecho de que estos practiquen una actividad física de manera regular.
Concluyen argumentando que los beneficios de la actividad física son bastante altos y que por ello es necesario que se adopten políticas para estimular la actividad física entre esta población.
Estos mismos argumentos son planteados y sustentados por trabajos de investigación como los llevados a cabo por tres investigadores japoneses (BrainWork. (2002). The Neuroscience Newsletter, 12) que realizaron un estudio con jóvenes adultos sedentarios, a los cuales se les aplicó un protocolo de evaluación cognitiva, antes de someterlos a un programa de entrenamiento físico. El programa consistía en correr moderadamente por treinta minutos, tres veces a la semana por tres meses, tras lo cual se les evaluó nuevamente. Los resultados mostraron mejor rendimiento en las pruebas que fueron aplicadas después del programa de entrenamiento físico. Las mejoras fueron básicamente en atención, control inhibitorio y memoria de trabajo.

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